BLOG-MAGAZINE PARA EL FOTÓGRAFO DE BODAS ACTUAL

No estoy borracho. Solo tengo una enfermedad cerebral



Así empezó uno de los discursos más potentes que he escuchado. Y no era una frase hecha. Era literal. Jeremy Cowart, un fotógrafo con una enfermedad neurológica que afecta su habla y su equilibrio, arrancó así su TED Talk. Sin vergüenza. Sin disfraz. Y con un mensaje que te atraviesa.


Lo que vino después fue una clase magistral sobre la luz. Pero no de fotografía. De vida.


Porque Jeremy no vino a vender cámaras. Vino a contarte algo mucho más jodido y más útil: que somos como cámaras. Que lo que entra en nuestro sensor es lo que los demás ven de nosotros. Y que si no protegemos ese sensor, estamos perdidos.


Te lo suelta sin rodeos. Te dice que la luz no es solo lo que ilumina una sala. La luz es todo lo que te da, lo que te impacta, lo que te llega: emociones, conversaciones, redes sociales, amigos, Netflix, los mensajes que lees, los vídeos que miras antes de dormir.


Todo eso es luz. Y entra en ti. Y forma tu imagen.


¿Y sabes qué? Cuanto mejor es la luz, mejor es la imagen. Así de simple. Así de bestia.


Jeremy se lo tomó tan en serio que montó un proyecto donde hizo 10.000 autorretratos en 20 minutos. Y no cambiaba nada más que la luz. Y la gente flipaba. Porque al cambiar la luz, cambiaba la percepción. Cambaba TODO.


Y ahí entendió algo: que no solo las cámaras tienen sensores. Nosotros también. Y lo que entra, se queda. Así que más vale que filtres. Que elijas. Que no dejes que tu sensor se llene de mierda.


¿Te suena exagerado? Vale, haz esto: entra en tu Instagram, revisa a quién sigues y pregúntate qué emoción te provoca cada cuenta. ¿Alegría? ¿Furia? ¿Envidia? ¿Ansiedad?


Yo lo hice. Y flipé. Porque me di cuenta de que estaba alimentando mi cabeza con ruido. Con luz dura. De esa que en fotografía te arruina la toma. De la que quema el sensor.


¿Y después qué? Después limpie. Silencié. Dejé de seguir. Empecé a elegir.


Y mi cabeza empezó a respirar.


Eso es lo que propone Jeremy. Que elijas mejor. Que filtres. Que recuerdes que no puedes apuntarle un láser a una cámara sin joderla. Y que tú haces lo mismo cada vez que consumes luz tóxica a lo bestia.


Lo dice claro: el obturador de tu vida se abrió el día que naciste. Y se cerrará el día que mueras. Toda la luz que entre en ese tiempo... va a formar TU imagen. Ese es tu legado.


Así que hazte una pregunta:

¿Qué quieres que vean?


Haz el favor de proteger tu sensor como si fuera lo único que tienes. Porque lo es