Cuando pensamos en hacer un retrato, a menudo nos surge una duda importante: ¿estamos creando una foto que represente al sujeto tal como es, o estamos construyendo una narrativa más abstracta? Y es que, aunque un retrato y un ensayo fotográfico pueden compartir ciertos elementos, su propósito es bastante diferente. Mientras que el retrato busca captar la esencia y los rasgos más representativos de una persona, un ensayo utiliza a esa persona para crear algo que puede estar más relacionado con la visión del fotógrafo que con el sujeto en sí.
Diferencias clave entre un retrato y un ensayo fotográfico
Antes de entrar en los 10 mandamientos para hacer un buen retrato, es importante aclarar la diferencia entre retrato y ensayo fotográfico, porque esto influye directamente en cómo abordas una sesión.
Antes de entrar en los 10 mandamientos para hacer un buen retrato, es importante aclarar la diferencia entre retrato y ensayo fotográfico, porque esto influye directamente en cómo abordas una sesión.
Objetivo principal:
• Retrato: El objetivo fundamental es capturar algún aspecto del carácter o esencia de la persona. Se trata de representar al sujeto como un todo o de resaltar ciertos rasgos significativos de su personalidad, profesión o posición.
• Ensayo: Aquí, la persona está al servicio de una idea o concepto. No se busca desvelar su esencia, aunque puede aparecer de forma incidental, sino que la persona se utiliza como medio para crear una narrativa o una visión del fotógrafo.
Énfasis:
• Retrato: El énfasis está en la persona, en lo que la hace única. Se trata de sacar a relucir una cualidad particular, como su actitud, su profesión o incluso algo más intangible, pero siempre de manera fiel al sujeto.
• Ensayo: El énfasis puede estar en transmitir un sentimiento, crear belleza o contar una historia que no tiene que ver necesariamente con el individuo, sino con la visión del fotógrafo. En este caso, el sujeto se convierte en un medio para una creación más amplia.
Intención:
• Retrato: El propósito es claro: representar a la persona tal como es.
• Ensayo: La intención puede ser representar ideas abstractas, sensaciones o incluso otros conceptos ajenos a la persona fotografiada.
Es importante tener claro qué tipo de fotografía deseas realizar antes de comenzar una sesión, ya que esto definirá el enfoque y las técnicas a utilizar. Sin embargo, no es raro que un fotógrafo combine elementos de ambos estilos para enriquecer su trabajo.
Tener clara esta diferencia es esencial para definir el enfoque de una sesión. Aunque, claro, siempre se pueden mezclar elementos de ambos para lograr imágenes más ricas y expresivas.
Ahora sí, con esa distinción en mente, aquí tienes los 10 mandamientos esenciales para que tus retratos sean auténticos, expresivos y, sobre todo, impactantes.
1. Supera la timidez, la práctica te hará imparable
Muchos fotógrafos evitan retratar personas por miedo al rechazo o por no saber cómo acercarse. Pero como en cualquier habilidad, la única forma de mejorar es enfrentando ese miedo. Empieza con personas accesibles, sonríe, pregunta si puedes hacerles un retrato y, sobre todo, no busques la foto perfecta: busca aprender a interactuar.
2. La comodidad del retratado es la clave de todo
Si la persona está tensa, la foto lo gritará. Antes de disparar, asegúrate de que se sienta bien. Habla con ella, hazle preguntas, hazle reír si es necesario. Un retrato increíble empieza cuando el sujeto se olvida de la cámara y se muestra tal como es.
3. Tu actitud define el ambiente
Si actúas como si estuvieras haciendo algo sospechoso, la otra persona lo percibirá. No te escondas ni dispares a la distancia como un paparazzi. Sé claro con tu intención, muestra seguridad y transmite confianza. Cuando el retratado sabe que está en manos de alguien que sabe lo que hace, todo fluye mejor.
4. Piensa en el retrato como un halago
Un buen retrato no es solo una captura, es una interpretación. Y debe ser una interpretación honesta y, si es posible, halagadora. Encuentra lo que hace única a la persona y poténcialo. No se trata de “embellecer”, sino de resaltar su esencia de la mejor manera posible.
5. Retrato vs. ensayo fotográfico: decide qué historia contar
No es lo mismo fotografiar a una persona para capturar su personalidad que usarla para contar una historia más amplia. Antes de levantar la cámara, define tu objetivo: ¿quieres mostrar quién es o quieres expresar un concepto más abstracto a través de ella?
6. Un fondo ruidoso arruina una buena foto
No basta con encontrar un buen modelo si el fondo es un caos. Un buen retrato necesita que el sujeto destaque, y eso no pasará si hay elementos distrayendo la atención. Busca fondos limpios o bien integrados en la composición.
3. Tu actitud define el ambiente
Si actúas como si estuvieras haciendo algo sospechoso, la otra persona lo percibirá. No te escondas ni dispares a la distancia como un paparazzi. Sé claro con tu intención, muestra seguridad y transmite confianza. Cuando el retratado sabe que está en manos de alguien que sabe lo que hace, todo fluye mejor.
4. Piensa en el retrato como un halago
Un buen retrato no es solo una captura, es una interpretación. Y debe ser una interpretación honesta y, si es posible, halagadora. Encuentra lo que hace única a la persona y poténcialo. No se trata de “embellecer”, sino de resaltar su esencia de la mejor manera posible.
5. Retrato vs. ensayo fotográfico: decide qué historia contar
No es lo mismo fotografiar a una persona para capturar su personalidad que usarla para contar una historia más amplia. Antes de levantar la cámara, define tu objetivo: ¿quieres mostrar quién es o quieres expresar un concepto más abstracto a través de ella?
6. Un fondo ruidoso arruina una buena foto
No basta con encontrar un buen modelo si el fondo es un caos. Un buen retrato necesita que el sujeto destaque, y eso no pasará si hay elementos distrayendo la atención. Busca fondos limpios o bien integrados en la composición.
7. Usa el entorno como un narrador secundario
A veces, el lugar en el que fotografías dice tanto como el rostro del retratado. Un músico en su estudio, un chef en su cocina o un artista en su taller cuentan su historia sin necesidad de palabras. Pregunta siempre: ¿este espacio aporta o distrae?
A veces, el lugar en el que fotografías dice tanto como el rostro del retratado. Un músico en su estudio, un chef en su cocina o un artista en su taller cuentan su historia sin necesidad de palabras. Pregunta siempre: ¿este espacio aporta o distrae?
8. Ten claro lo que quieres contar con la imagen
Si tú no sabes qué quieres transmitir, el retrato será un caos visual. Antes de disparar, pregúntate: ¿qué es lo que más me llama la atención de esta persona? ¿Qué emoción quiero que transmita? Una foto sin intención se nota.
9. Cada detalle cuenta (y puede arruinarlo todo)
No subestimes el poder de un mal ángulo, una luz incorrecta o un color que no encaja. Un retrato no es solo la expresión del sujeto, sino cómo lo capturas. Asegúrate de que cada decisión técnica refuerce lo que quieres transmitir y no lo contradiga.
10. Dirige, pero deja respirar al retratado
No conviertas la sesión en un manual de instrucciones rígido. En vez de dar órdenes milimétricas, da indicaciones abiertas que permitan naturalidad. Un “gira un poco hacia la luz” es mejor que un “inclina la cabeza exactamente 32 grados a la derecha”. La clave es guiar sin sofocar.
El retrato perfecto es una mezcla de técnica y empatía Hacer un retrato es mucho más que enfocar y disparar. Es un acto de conexión, de observación y, a veces, de pura magia. Pero no se trata solo de técnica; la clave está en cómo interactúas con la persona, en cómo logras que se muestre auténtica y en cómo equilibras tu visión con su esencia.
Si tú no sabes qué quieres transmitir, el retrato será un caos visual. Antes de disparar, pregúntate: ¿qué es lo que más me llama la atención de esta persona? ¿Qué emoción quiero que transmita? Una foto sin intención se nota.
9. Cada detalle cuenta (y puede arruinarlo todo)
No subestimes el poder de un mal ángulo, una luz incorrecta o un color que no encaja. Un retrato no es solo la expresión del sujeto, sino cómo lo capturas. Asegúrate de que cada decisión técnica refuerce lo que quieres transmitir y no lo contradiga.
10. Dirige, pero deja respirar al retratado
No conviertas la sesión en un manual de instrucciones rígido. En vez de dar órdenes milimétricas, da indicaciones abiertas que permitan naturalidad. Un “gira un poco hacia la luz” es mejor que un “inclina la cabeza exactamente 32 grados a la derecha”. La clave es guiar sin sofocar.
El retrato perfecto es una mezcla de técnica y empatía Hacer un retrato es mucho más que enfocar y disparar. Es un acto de conexión, de observación y, a veces, de pura magia. Pero no se trata solo de técnica; la clave está en cómo interactúas con la persona, en cómo logras que se muestre auténtica y en cómo equilibras tu visión con su esencia.
Así que la próxima vez que tengas que retratar, recuerda que no estás solo tomando una foto: estás capturando un instante de alguien tal como es. Y eso, amigo mío, es lo que hace del retrato un arte tan fascinante.
